Soy ciega y me he apuntado a un taller de escritura
creativa, porque escribir es la gran ilusión de mi vida. El taxi me deja en la
puerta de la facultad y luego busco el aula con ayuda de mi bastón. El primer
día de clase localicé la puerta del aula, pero no conocía el espacio por dentro
y dudé si dirigirme hacia la derecha o hacia la izquierda, pues no tenía ni
idea de en qué lado estaría la pizarra...
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